Esos ojos que al mirar casi hacen daño.

Tocada y creo que hundida... ¿La razón? que ayer nos cruzamos y no me miraste como me solías mirar, ya no clavaste tu mirada en la mía, ayer me miraste como a una más, no me hiciste sentir especial entre la multitud. Cuando llegué a casa pensé en las veces que nos habíamos cruzado este último mes y si, han sido muy pocas, demasiado pocas... pero da igual, para mi, cada una de esas pocas veces eran como una bomba de oxigeno, una bocanada de aire fresco, un motivo para sonreír, para soñar... para ser feliz y tener ganas de salir para ver si me volvía a cruzar contigo... Te fuiste de viaje y ayer te vi por primera vez después de tu regreso y ahí se resolvieron todas las dudas que antes tenía, dudas sobre si me pensabas tanto como yo a ti, si sonreías cuando te acordabas de mi o cuando escuchabas mi nombre, esas dudas ayer, para mi desgracia se disiparon, me di cuenta de que si alguna vez formé parte de tus pensamientos, de tus sueños, eso ya pertenece al pasado, que ahora ya no soy yo la persona a la que te quieres cruzar. Hoy actualizas tu tablón con una canción que por mucho que quiera pensar que es para mi, sé que no soy yo la destinataria... Y lo que más me jode es que vuelves a ser mi fuente de inspiración, que cada canción que suena me habla de ti, que no quiero salir de fiesta si no se que te voy a ver, me jode que sigas siento el motivo por el cual me levanto cada mañana...

No te conozco, pero te quiero.

Despertó y un día más miró al otro lado de la cama, esperanzada de encontrar entre sus sábanas a la persona amada, a esa persona con la cual llevaba soñando algo más de año y medio, pero una vez más y como de costumbre, no estaba allí y derrotada una nueva mañana se levantó, se dirigió a la cocina, puso la cafetera y encendió la radio justo cuando sonaba la canción que le recordaba a esa persona que esperaba encontrar entre sus sabanas. Todo apuntaba a que no iba a ser un buen día, mientras se duchaba se le quemó el café. Tras vestirse y tomar un par de tragos de ese café quemado, la princesa derrotada salió a enfrentarse a su rutina. Dicha rutina se rompió con solo una mirada, una mirada que dejó sin aliento a la princesa, que la hizo sonreír, sentirse viva, sentir que ahora si, tenía sentido levantarse por la mañana...
Pero en el fondo sabía que una mirada no era suficiente, necesitaba algo más, una señal, un acercamiento, algo con lo cual ella pudiera saber que esa persona sabía de su existencia... Finalmente esa noche acabó recetándose insomnio para no soñar.

La vida es menos puta si estás a mi lado.

No se por qué me pasa esto, ni sé si quiero que me pase o no, lo único claro que hay aquí es que hay una persona que ocupa el cien por cien de mis pensamientos, esa persona es la que me da razones para sonreír, para seguir adelante, para llorar, para creer, para caer y también para levantarme una vez más. Lo peor de todo esto es que en mi puta vida, en mi puta vida he hablado con esa persona, y si, se que esto puede parecer una locura... pero señores, es así... no hay más, le he dado mil vueltas, lo he mirado por todos los lados, me he hecho creer a mi misma que no podía pasarme tal cosa, que es una locura sentir algo tan grande por una persona con la cual no he cruzado palabra. Pero es que cuando me mira, lo que siento es inexplicable, una sensación de vértigo, ilusión, miedo, alegría, felicidad, felicidad, felicidad... si, cuando nuestras miradas coincidieron por primera vez supe lo que era la felicidad y sentí esas famosas mariposas en el estomago, ese nudo en la garganta, esa presión en el pecho...
Y es que me estoy volviendo loca, me come la impotencia, el saber que nunca pasará nada, saber que esa es la bala perdida hecha a mi medida y que no puedo hacer nada...

La luna a su lado me parece poca cosa.

Hoy por una de esas extrañas casualidades de la vida, desperté escuchando su voz, parece que el destino me lo quiere poner difícil... Pero a pesar de todo, no hay nada que supere a un despertar con una sonrisa en la cara.

Hoy por ti, mañana tal vez.

Después de muchas semanas pensando sobre que es lo que debo hacer, si, volvemos a hablar de sentimientos, no me gusta llamarlo amor, me impone demasiado. Pues eso que tengo enfrente a una persona que me quiere que daría todo por mi, y supongo que esa seria la opción correcta... es una persona encantadora, que me trata como una princesa, que se ofrece a cuidarme todos los días de mi vida, y si, sé que esto no pasa todos los días, que no todos los días aparece una persona dispuesta a regalarte cada segundo de su existencia... Y juro que daría lo que fuera por corresponderle, por estar a la altura de sus sentimientos, pero desgraciadamente ahí dentro, en el corazón o donde quiera que sea que se sienten esas cosas una no manda, y menos cuando hay otra persona que no necesita decirte nada, que te hace vibrar simplemente con estar a tu lado, que necesitas sentir que esta cerca para sentirte bien, esa persona que te contagia su risa y que estas bien si sabes que está bien, cuando hay alguien así mueres de ganas por luchar, piensas mil veces al día que todo sería diferente a su lado... Pero por otra parte sabes que esa no es la opción correcta, y renunciando a la felicidad una vez más por el que dirán, intento forzar mis sentimientos para corresponder a los de esa persona que lucha por mi como yo no lo hice por la otra persona... Al fin y al cabo supongo que también es una suerte tener a alguien ahí que esté dispuesto a hacerte feliz.
Se que es muy cobarde renunciar a la felicidad por el que dirán pero espero y confío en que llegue el día en el que seré valiente y lucharé sin miedo a nada.